jueves, 8 de diciembre de 2011

Vivencia.



Silencio.

Silencio absoluto.

Vacío total.

Ni el aleteo de un mosquito se oye.

Silencio que pesa como una losa.

Silencio...

El ataúd ha sido colocado sobre el carro, de la funeraria, y, todo sigue envuelto en un sepulcral silencio...

De repente; un tabal empieza a redoblar, muy lento, pausadamente... su ritmo lento es desgarrador, y, aún así, no consigue romper el silencio de las personas que allí había.
Pasados unos segundos, que parecieron larguísimos; se le une la xirimita.
Mientras, todo el mundo sigue en un silencio agobiante.

Ambos, tabal y xirimita, inician una procesión, que se desplaza muy lentamente desde la puerta del cementerio, hasta el lugar donde reposarán los restos de la difunta. Van seguidos por el ataúd, al que siguen todos los asistentes, sin romper ese silencio, cada vez más cargado de emotividad, de sentimiento, de dolor, de impotencia....
Había muchos sentimientos diferentes, se podría decir que, uno por cada una de las personas.

La comitiva se desliza muy despacio..., al ritmo de la muxaranga, mientras aumenta la carga de emotividad entre los asistentes.

Por fin llegamos... El nicho está abierto, esperando recibir a la persona que morará allí, junto a su esposo, ya fallecido, para siempre.

La muxaranga llega a su fin.

De nuevo vuelve el silencio, cada vez más profundo. Los segundos se hacen horas. Parece que no quieren pasar.

Al pie, del nicho, sobre una bien cuidada pradera de césped, una bonita joven, vestida de negro impecable, en señal de duelo, esperaba con su violín. Su típico sonido lastimero prepara la intervención oral de los más allegados, que glosaron lo que fué la vida de Antonia, y lo que significo, para quienes la compartieron; terminado con una poesía de Ovidi Monllor.

Más música de violín. Estupenda música. Bien interpretada. Y sobre sobre todo, muy cargada de sentimiento y de emociones.

Intento de decir unas palabras de sus familiares que terminaron entre sollozos.

Y nuevamente, siguiendo el protocolo que tenían marcado, el violín vuelve a sonar cerrando el acto.

Nunca.
Nunca había estado en un sepelio tan emotivo, tan cargado de respeto por el dolor ajeno, y, tan lleno de sentimientos.

Fué una auténtica loa a una persona humilde, que vivió y murió, como quería vivir, siendo fiel a los principios en los que creía.

Estaría bien, que cada uno de nosotros, hiciese el proposito de pasar por esta vida, siendo consecuente con sus valores y, luchando por ellos, para que con nuestro testimonio de vida fuéramos ejemplo a seguir.

Descanse en paz Antonia.

Gracias por tu enseñanza.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Hablemos del valor


Los actos de valor y valentía, siempre han sido escasos. De ahí la importancia que han tenido los héroes en la historia, porque ellos han hecho cosas que no les correspondía hacer, que nadie les ha pedido, y que claramente, iban en beneficio de la sociedad, del pueblo o de determinado grupo de personas.
Estos actos estaban vinculados a grandes gestas bélicas, en la edad media, y sociales después.
Hoy, en la actual sociedad del confort, de la calidad de vida, (mal llamada por los políticos) parece que es imposible que actos de valor puedan darse, aún en épocas de crisis, como la actual.
Pero el valor y la valentía tienen más que ver con la calidad de las personas, con la educación que han recibido; que con sus necesidades, aunque sean perentorias.
Es cierto que el hambre aguza el ingenio. Pero el ingenio no es valor, no es valentía, ayuda, a quién lo tiene, a sobrevivir.

Yo me acobarde, en un determinado momento, por una serie de problemas personales, que ahora no vienen a cuento, y deje de compartir mis experiencias en este blog.
He recibido algunos escritos de ánimo, que quiero agradecer públicamente, y prometí volver a empezar.

Hoy, creo que es un buen momento.

Y hoy he recibido una noticia, negativa, que pone de relieve cuales son los valores que rigen en esta sociedad mercantilizada, egoísta y con escaso fondo moral.

La noticia me la da la secretaria de mi agente de seguros, y la historia es:

Esta señorita viene a mi encuentro para informarme, y para defender la indefendible actitud de la aseguradora, para la que indirectamente trabaja, por medio de su jefe, nuestro agente de seguros.
La primera (la compañía) no te atiende el siniestro objeto de mi reclamación, y me ofrece, en un acto de infinita misericordia, el pago de menos del treinta por ciento de lo que cuesta reparar los destrozos que te han hecho su "exclusivo SERVICIO DE REPARACIONES preparado para proporcionarle una respuesta rápida y eficaz", según reza en una de sus escritor standard.
Ah! y todavía te hace un favor.

Su jefe (nuestro agente de seguros) no da la cara, más bien te ignora, e ignora el problema. Por eso es tan importante el valor que demuestra está señorita, que es administrativa, y no tiene porque afrontar este tipo de responsabilidades, ni pasar estos desagradable tragos. Esto no forma parte de su trabajo. Pasar por estas situaciones es responsabilidad del jefe, a quien corresponde tomar decisiones y afrontar responsabilidades y, si no lo hace, asumir las consecuencias.
La responsabilidad siempre es del jefe, que es el que gana o pierde con la actividad de la empresa, y el cargo conlleva también responsabilidades, que parece que algunos directivos no están preparados para asumir.
Hoy esta señorita, empleada ejemplar, se merece la medalla al valor, y a la honestidad por defender a una empresa y a un jefe, que no se lo merecen.

Engañar, mentir, ocultar y hacer la vista gorda, son actitudes que creo que con la actual situación económica, y con el modelo de sociedad que se está configurando, tienen los días contados.

El futuro está lleno de oportunidades, pero estarán basados en la confianza y en la moralidad de las personas; y donde cada uno tendrá lo que se merece, porque se lo ha ganado con esfuerzo y buen hacer.

Yo, por mi edad, no voy a tener ninguna empresa, tampoco ningún empleado, pero en el hipotético e improbable caso de que así fuera, me gustaría contar con personas como ésta humilde y eficaz empleada, de una agencia de seguros en la, se supone, que hay personas ayudando a personas.

Curioso mundo este.