sábado, 2 de agosto de 2008

Hoy he comenzado a leer el libro "Las preguntas de la vida" del filósofo Fernándo Savater.
Lo compré porque me impactó la sencillez y la claridad de concepto y de lenguaje, pero también su humildad cuando dice: "La filosofía no pretende contestarlas de una vez por todas, sino que sigue enseñando a plantearlas de forma cada vez más rica y más siginificativa" y también cuando dice: "Es mejor mantener abiertas las grandes preguntas que contentarse apresuradamente con las pequeñas respuestas".
La verdad es que en los capítulos que llevo leídos el libro no me ha defraudado. Es una bocanada de aire fresco en mi vida que está, en este momento, bastante desorganizada.
Los primeros capítulos me han recordado mis estudios de bachillerato y tengo que reconocer que eso ha sido bonito.
Ahora estoy enganchado a él.
Muerte, vida, libertad, convivencia y misión de nuestra vida... son conceptos muy interesantes para reflexionar

miércoles, 23 de julio de 2008

¿Profesionales de hoy?

Después de aproximádamente veinte años de visitar la consulta de un oftalmólogo de cierta fama y de pensar, durante todo este tiempo, que era un enamorado de profesión; he descubierto que es un gran ambicioso empresario.
Me alegro mucho por él, y me reprocho, muy duramente, haberle confiado los ojos de toda mi familia.
Al ir hoy a su consulta y pretender utilizar un seguro de salud, que nos regala mi empresa, me informa la enfermera que en este caso el Dr. ha decidido partir su consulta habitual en dos. Así cobra dos veces de la aseguradora, por el mismo trabajo que hace cuando le pagas en efectivo.
Es evidente que la enfermera no me lo ha dicho con tanta claridad. Trataba de ser cortés y defender la postura de la empresa que le paga. Por eso la pobre no acertaba a encontrar las respuestas adecuadas a mis preguntas.
Finalmente he decidido cambiar de médico con la sensación de haber sido "un primo" durante todo este tiempo.
Muchas veces, no sé si me gusta este mundo que hemos creado entre todos cada vez más falto de valores.

martes, 22 de julio de 2008

Las brujas y los tiempos

Las brujas han existido siempre.
Cuando era pequeño las brujas servían para asustarnos y hacer que nos portáramos bien.
Eran las brujas malas de los cuentos.
También habían brujas buenas, normalmente las llamábamos adas que como no daban miedo si no justo todo lo contrario hacían que fuéramos mejores a fuerza de tener ilusiones y creer en que el futuro nos traería muchas cosas buenas.
Las brujas malas eran quemadas en la hoguera.
Las brujas buenas nunca se las vio.
Con el paso del tiempo las brujas se fueron acoplando a los nuevos estilos de vida.
Hoy a las brujas no se las ve. Cualquier niña modosita de repente empieza a cambiar, empieza a pretender, cositas pequeñitas, más grandes, mucho más grandes...... sin que llegues a darte cuenta se han adueñado de tu vida.
Existen el tu tertulia del café, en tu vida social, en tu vida laboral y menos en tu vida privada.
Para entonces es tarde para apartarte de ellas. Si eres valiente tienes que romper muy bruscamente y eso siempre es traumático, o seguir.... y entonces mas bien pronto que tarde acaban contigo.
La moraleja es que siempre en la vida hay que ser valiente.

lunes, 14 de julio de 2008

Locuras en moto

Sabido es que vivimos en el estado del bienestar. Muchos jóvenes tienen acceso a su propia moto, a veces a una buena moto, además de su coche, de su ordenador y otras muchas cosas.
También es cierto que dentro del farragoso y caótico tráfico la moto junto con el ciclista son los más desprotegidos.
Lo que ocurre es que también son los más temerarios y muchas veces responsables de su propio accidente, y del de otras personas. Les da igual si adelantan por la izquierda o por la derecha si pasan rozando el espejo retrovisor de los coches que adelantan, a veces se caen, si el semáforo está en rojo o en verde, para ellos el código de circulación no existe. Es más ficción que los cuentos que de pequeños nos contaban nuestros padres.
Hoy en el centro del pueblo entre una caravana de coches en una dirección y otra en la dirección contraria dos motorista en sus estruendosas Harley se han tragado todos los coches más un semáforo en rojo. Esto lo han repetido en el segundo semáforo. Suerte que que los coches son más prudentes y suerte que todos los que tienen moto no actúan tan irresponsablemente.

jueves, 26 de junio de 2008

Los que todavía dicen "buenos días"

Cinco y media de la mañana. El bar acaba de abrir, y los camareros, que son los propietarios, están reponiendo las neveras y preparando todo para la hora punta de los cafés.
Los cinco clientes que ese momento estamos tomando nuestro primer café del día vemos como, poco a poco, uno a uno, llegan hombres de un moreno intenso que ya quisieran muchas mujeres para sí.
Y es que estos hombres con arrugas profundas en su cara, de mirada limpia y cuerpo cansado, hacen su parada de camino al campo donde trabajarán duramente durante todo el día, bajo el intenso sol de este verano que se ha pronosticado caluroso.
Muchos de ellos no quieren molestar en su casa al resto de la familia que está durmiendo, y otros simplemente por el placer de los cinco minutos de conversación con sus conocidos.
Es, en definitiva, un punto de encuentro.
Lo maravilloso es que estás personas, todas mayores, conservan los valores de antaño, o al menos los que yo aprendí de pequeño y dicen "Buenos días" al llegar. Con voz fuerte para todo el mundo que está en el local.
Son personas entrañables.

lunes, 23 de junio de 2008

Olores del medio día en Benissa

Son las doce del medio día. Paseando por las calles del casco antigüo de Benissa, casas unifamiliares de una o dos plantas, un enorme y agradable repertorio de olores a comida asaltan al paseante. Es a comida casera que te lleva a muchos años pasados, a la infancia, a la comida de mi madre, a aquel plato tan benisero de arros caldós amb fessols de la peladilla.

Es comida sana, natural, mediterránea, que hoy apenas se hace porque necesita ser cocida a fuego lento para sacar el máximo sabor a todos los ingredientes, para que se convierta en un plato meloso.

Me siento embriagado del aroma, me siento feliz por ser y vivir en este pueblo y ruego por que estás cosas tan nuestras no se pierdan en el olvido.

martes, 15 de abril de 2008

El hombre de hierro tiene la mirada perdida en la lejanía. Seguramente siente nostalgia de la lejana tierra que le vio nacer. También puede añore ese lugar donde su sueño se haría realidad si no estuviera atrapado por esta extraña civilización, basada en el valor de lo material.
De cualquier modo busca la paz para su alma. Busca la serenidad que proporciona el suave murmullo de este mar Mediterráneo.
El hombre de hierro gusta de las caricias del mar, lo huele, lo escucha y aunque no lo toca también se oxida; porque al final, y aunque nadie lo creía, también tiene sentimientos.
Espero que antes de descomponerse totalmente, sea felíz.