Uno de los hábitos que conservo, de cuando tenía que hacer mi jornada laboral reglada es: el primer café del día.
Esto sucede sobre las siete o siete y media de la mañana, a veces antes.
Los pocos bares abiertos, a esas horas, canalizan a toda la población trabajadora: albañiles, jardineros, pintores, herreros, cristaleros...
Recuerdo que, hace tan solo dos años, todas estas personas andaban agobiadas: tenían más trabajo del que podían hacer. Y, aunque se quejaban de éste exceso ; en el fondo se les veía: contentos y satisfechos. Hasta se sentían importantes, viendo la cantidad de personas que dependían de su buen hacer.
Es cierto, que el tiempo pasa para todos y para todo.
Pero hoy, en ése primer café, prácticamente, todos los clientes estaban sin ninguna prisa, ya que ninguno tenía trabajo que hacer. Todos esperaban la confirmación de alguna chapucilla, que sólo les garantiza trabajo de uno o dos días.
¿Y después?.
Después; a ver si mientras tanto sale otra cosa.
La alegría de antaño, el orgullo profesional, el sentirse útil y solicitado; todo es un recuerdo.
Tampoco los temas de conversación son los mismos: lo que les preocupa es la ausencia de trabajo y por tanto de dinero, que llevar a sus casas.
Ellos, como el resto de los ciudadanos de este país, están viendo, viviendo y sintiendo las dificultades de este momento, y tratan de hacer lo que está en sus manos para paliar la situación.
Han reducido sus precios al mínimo, y muchas veces , no cobran el retoque extra que siempre sale. Todo sea por hacerse con un trabajo y por mantener al cliente.
Ahora bien: a parte, de los directamente afectados ¿hay alguien más que tenga conciencia de la situación?.
Vicent Ibáñez dice en Apuntes desde Benissa (tomando palabras de José Saramago)*:"Cegos que veuen, Cegos que, veient, no veuen”.
Cuanta razón tiene.
¿Será esto lo que les pasa a, la mayor parte de, nuestro políticos?
Esperemos con mucha esperanza, que quien corresponda recupere la vista, para que vuelva la alegría, la ilusión y el entusiasmo a este primer café del día.
Ya que, cuando el día empieza bien. todo es más bonito y, hasta más fácil. Y sobre todo, sobretodo, nos merecemos poder vivir bien, disfrutando del esfuerzo que, en su día , la mayoría pusimos.
* Esta llamada ha sido introducida después de publicado el post; atendiendo al comentario de Vicent ,que podrán ver a continuación.
Tiene toda la razón y hay que dársela. Además con mi agradecimiento.
Esto sucede sobre las siete o siete y media de la mañana, a veces antes.
Los pocos bares abiertos, a esas horas, canalizan a toda la población trabajadora: albañiles, jardineros, pintores, herreros, cristaleros...
Recuerdo que, hace tan solo dos años, todas estas personas andaban agobiadas: tenían más trabajo del que podían hacer. Y, aunque se quejaban de éste exceso ; en el fondo se les veía: contentos y satisfechos. Hasta se sentían importantes, viendo la cantidad de personas que dependían de su buen hacer.
Es cierto, que el tiempo pasa para todos y para todo.
Pero hoy, en ése primer café, prácticamente, todos los clientes estaban sin ninguna prisa, ya que ninguno tenía trabajo que hacer. Todos esperaban la confirmación de alguna chapucilla, que sólo les garantiza trabajo de uno o dos días.
¿Y después?.
Después; a ver si mientras tanto sale otra cosa.
La alegría de antaño, el orgullo profesional, el sentirse útil y solicitado; todo es un recuerdo.
Tampoco los temas de conversación son los mismos: lo que les preocupa es la ausencia de trabajo y por tanto de dinero, que llevar a sus casas.
Ellos, como el resto de los ciudadanos de este país, están viendo, viviendo y sintiendo las dificultades de este momento, y tratan de hacer lo que está en sus manos para paliar la situación.
Han reducido sus precios al mínimo, y muchas veces , no cobran el retoque extra que siempre sale. Todo sea por hacerse con un trabajo y por mantener al cliente.
Ahora bien: a parte, de los directamente afectados ¿hay alguien más que tenga conciencia de la situación?.
Vicent Ibáñez dice en Apuntes desde Benissa (tomando palabras de José Saramago)*:"Cegos que veuen, Cegos que, veient, no veuen”.
Cuanta razón tiene.
¿Será esto lo que les pasa a, la mayor parte de, nuestro políticos?
Esperemos con mucha esperanza, que quien corresponda recupere la vista, para que vuelva la alegría, la ilusión y el entusiasmo a este primer café del día.
Ya que, cuando el día empieza bien. todo es más bonito y, hasta más fácil. Y sobre todo, sobretodo, nos merecemos poder vivir bien, disfrutando del esfuerzo que, en su día , la mayoría pusimos.
* Esta llamada ha sido introducida después de publicado el post; atendiendo al comentario de Vicent ,que podrán ver a continuación.
Tiene toda la razón y hay que dársela. Además con mi agradecimiento.