jueves, 24 de noviembre de 2011

Hablemos del valor


Los actos de valor y valentía, siempre han sido escasos. De ahí la importancia que han tenido los héroes en la historia, porque ellos han hecho cosas que no les correspondía hacer, que nadie les ha pedido, y que claramente, iban en beneficio de la sociedad, del pueblo o de determinado grupo de personas.
Estos actos estaban vinculados a grandes gestas bélicas, en la edad media, y sociales después.
Hoy, en la actual sociedad del confort, de la calidad de vida, (mal llamada por los políticos) parece que es imposible que actos de valor puedan darse, aún en épocas de crisis, como la actual.
Pero el valor y la valentía tienen más que ver con la calidad de las personas, con la educación que han recibido; que con sus necesidades, aunque sean perentorias.
Es cierto que el hambre aguza el ingenio. Pero el ingenio no es valor, no es valentía, ayuda, a quién lo tiene, a sobrevivir.

Yo me acobarde, en un determinado momento, por una serie de problemas personales, que ahora no vienen a cuento, y deje de compartir mis experiencias en este blog.
He recibido algunos escritos de ánimo, que quiero agradecer públicamente, y prometí volver a empezar.

Hoy, creo que es un buen momento.

Y hoy he recibido una noticia, negativa, que pone de relieve cuales son los valores que rigen en esta sociedad mercantilizada, egoísta y con escaso fondo moral.

La noticia me la da la secretaria de mi agente de seguros, y la historia es:

Esta señorita viene a mi encuentro para informarme, y para defender la indefendible actitud de la aseguradora, para la que indirectamente trabaja, por medio de su jefe, nuestro agente de seguros.
La primera (la compañía) no te atiende el siniestro objeto de mi reclamación, y me ofrece, en un acto de infinita misericordia, el pago de menos del treinta por ciento de lo que cuesta reparar los destrozos que te han hecho su "exclusivo SERVICIO DE REPARACIONES preparado para proporcionarle una respuesta rápida y eficaz", según reza en una de sus escritor standard.
Ah! y todavía te hace un favor.

Su jefe (nuestro agente de seguros) no da la cara, más bien te ignora, e ignora el problema. Por eso es tan importante el valor que demuestra está señorita, que es administrativa, y no tiene porque afrontar este tipo de responsabilidades, ni pasar estos desagradable tragos. Esto no forma parte de su trabajo. Pasar por estas situaciones es responsabilidad del jefe, a quien corresponde tomar decisiones y afrontar responsabilidades y, si no lo hace, asumir las consecuencias.
La responsabilidad siempre es del jefe, que es el que gana o pierde con la actividad de la empresa, y el cargo conlleva también responsabilidades, que parece que algunos directivos no están preparados para asumir.
Hoy esta señorita, empleada ejemplar, se merece la medalla al valor, y a la honestidad por defender a una empresa y a un jefe, que no se lo merecen.

Engañar, mentir, ocultar y hacer la vista gorda, son actitudes que creo que con la actual situación económica, y con el modelo de sociedad que se está configurando, tienen los días contados.

El futuro está lleno de oportunidades, pero estarán basados en la confianza y en la moralidad de las personas; y donde cada uno tendrá lo que se merece, porque se lo ha ganado con esfuerzo y buen hacer.

Yo, por mi edad, no voy a tener ninguna empresa, tampoco ningún empleado, pero en el hipotético e improbable caso de que así fuera, me gustaría contar con personas como ésta humilde y eficaz empleada, de una agencia de seguros en la, se supone, que hay personas ayudando a personas.

Curioso mundo este.