domingo, 19 de septiembre de 2010

Un poeta andalusí, de Benissa, en la obra de Gala




(Moraima)

No era la marchitez de la rosa: era la mejilla de la bien amada cuando el miedo a perder tu amor la hace palidecer.

(Boabdil)

No hay posible comparación entre la rosa y la mejilla de aquella que no quebranta el pacto de fidelidad que a mí la unió.

Confrontadas con su expresión, nada valen las cualidades de la rosa; frente a su voz, nada significa el gorjeo del pájaro.

La aurora y el arrayán copian su movimiento de los latidos de su cuello, y su esplendor lo copian de la luz de su rostro.

Ibn al Labana



En una aburrida mañana en la que decido recorrer las calles de mi pueblo, Benissa, a la búsqueda algún tema interesante para fotografiar, me encuentro con una calle en la que todo son puertas traseras.

A mí, me encantan las puertas traseras de las casas, porque son las que mejor nos dicen como son su moradores.

La recorrí varias veces, en ambos sentidos, contemplando cada una de las puertas, todas ellas diferentes. También hay un muro curvado que más bien parece el resto de una muralla, aunque, simplemente, creo que es la pared de una vieja casa.

Es, un auténtico callejón, pero con un encantador sabor a pueblo a historia rancia y a moro.

Pues bien; esta calle lleva el nombre de Ibn al Labana: el poeta que Antonio Gala cita en su magistral novela "El manuscrito carmesí"

"El hijo de la lechera" que es lo que significa el nombre del poeta es también hijo de esta Benisa nuestra y querida.

1 comentario:

Vicente Bolufer dijo...

Fantastico, me encantó y con tú permiso cualquier día de esto, te llevaré a mi blog a la sección de ventanas de Benissa.

Un abrazo.